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Cómo colaborar Proyectos

¿Dónde se concentran nuestros proyectos?

La Asociación Carpio-Pérez trabaja con la comunidad masai de Tanzania, centrando su atención en las mujeres viudas de la región de Arusha.

Actualmente concentramos nuestra actividad en la aldea de Lepurko, dando por finalizados los proyectos en las aldeas de Arkaria, Lendikinya y Eluwai.

En la actualidad son más de 550 viudas y se estima que hay unos 2.000 niños, hijos de estas mujeres, todos viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

María Nursery School. Homenaje a más de una década de sueños cumplidos

El proyecto de la nueva guardería se ha iniciado en el mes de febrero del 2021 para ofrecer escolarización a niños y niñas masai en situación de extrema pobreza que no tienen posibilidad alguna de acceso a una educación. Se ha bautizado “María Nursery School”, nombre elegido por la comunidad masai en homenaje a la presidenta de la Fundacion Carpio Pérez, en reconocimiento a la labor que ha realizado con esta comunidad durante mas de 11 años.

Este proyecto nos devuelve a nuestros orígenes, cuando levantar un colegio en mitad de ningún lado era sólo un sueño y nuestras ganas de ayudar y mucho esfuerzo lo hicieron posible. Más de diez años después seguimos trabajando para llevar la educación y la esperanza a los niños de otras aldeas.
Lepurko es una zona remota donde ningún niño hasta ahora había recibido ningún tipo de educación porque las familias no lo consideran necesario y porque, además, no hay ninguna escuela cerca. Lepurko se encuentra en Nanja en el distrito de Monduli, también en la región de Arusha.

Los menores de cinco años se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Salen de sus hogares por la mañana y algunos deambulan por los alrededores, sin nadie que se ocupe de ellos ni, por supuesto, les den ningún tipo de alimento. Otros están ocupados con la ardua tarea de cuidar el ganado.

Devolverles la infancia es uno de nuestros principales objetivos ofreciéndoles una educación que pueda ampliar sus expectativas de futuro.
La guardería cuenta, en la actualidad, con una profesora y una asistente, ambas de etnia masai.

La profesora comenzó con nosotros trabajando en el proyecto de Eretore desde los inicios y ha sido un pilar fundamental para que sus alumnos tengan la base que tienen en la actualidad.

Naomi sigue a nuestro lado desde hace ya más de 9 años y ha decidido formar parte de ese nuevo reto aportando su experiencia y gran formación ya que para ella, al igual que para nosotros, ayudar a los mas necesitados es su prioridad.

Desde los meses previos a fundar María Nursery School, Naomi comenzó visitando a las familias de la zona para convencerles de la necesidad de enseñar a sus hijos a leer y a escribir y del bien que les haría poder ir a la escuela.

Afortunadamente, gracias a su perseverancia, muchas familias se unieron al proyecto y poco a poco, como ocurrió en el pasado, el número de familias que entienden la importancia de dar una educación a sus hijos va en aumento.
La aldea ha donado una pequeña iglesia abandonada para poder comenzar la enseñanza, que se ha aceptado con mucho agrado: en la actualidad ya hay 20 niños y niñas que acuden diariamente a las clases.

Por el momento no pueden acudir más debido a que la instalación es muy precaria (la iglesia tiene las paredes de latón y no cuenta con ningún tipo de cimiento o cerramiento para evitar que se cuele el agua, por lo que dar las clases cuando lleguen las lluvias será todo un reto) pero entre nuestros próximos objetivos está la construcción de un aula adecuada para impartir las clases dignamente.

La construcción del aula ofrecerá un lugar digno para la enseñanza de educación infantil a todos estos niños y también permitirá acoger a más estudiantes.

Otro de nuestros objetivos es proporcionarles agua potable (para lo que tenemos previsto adquirir filtros próximamente) y una comida diaria, ya que para muchos de esos niños sería el único alimento que reciben en todo el día.
Nuestra misión sigue siendo mejorar las condiciones de vida de un colectivo de mujeres, niños y niñas que viven en la extrema pobreza, respetando sus costumbres y tradiciones y contribuir, de esta forma, a crear un mundo mejor.

Escuela Eretore. Proyecto finalizado

La construcción de este colegio con sus aulas, comedor y zona de juegos es uno de los grandes logros de la Fundación. El proyecto se inició en el año 2014 con la construcción de la primera aula y se dio por concluido en  2020, año en que se dejó la gestión del colegio en manos de la comunidad local. En ese momento, más de 120 niños y niñas recibían una formación de calidad en un colegio de ensueño.
La educación es vital para salir del círculo de la pobreza, para reducir las desigualdades de género y contribuir a la creación de bienestar socio-económico.
El acceso a la educación es el instrumento clave para luchar contra la pobreza y la exclusión y lograr el desarrollo integral del ser humano. Por ello, nuestro proyecto más ambicioso hasta el momento ha sido el colegio Eretore, construido íntegramente con fondos de la Fundación Carpio Pérez, donde sentamos las bases para poder ofrecer una educación de calidad a toda una generación de niños que, de otra manera, estarían condenados al alfabetismo (en Tanzania, uno de los países más pobres del mundo, los índices de analfabetismo se sitúan alrededor del 70%, situación que se agrava en zonas Masai llegando a ser superior al 90%).

Antes de la existencia de Eretore, los niños se encontraban en una situación de vulnerabilidad con grandes cargas de trabajo y responsabilidades a pesar de su corta edad.

A edades tan tempranas como los 5 años, salen de sus hogares por la mañana, deambulan, trabajan de sol a sol sin nadie que se ocupe de ellos y sin ningún tipo de alimento.  Las responsabilidades que tienen son abrumadoras, incrementándose considerablemente en el caso de las niñas.

Durante los años en los que la fundación ha sido donante único en Eretore las clases se impartían por profesores locales, de etnia Masai en su mayoría, (algunos de ellos fueron becados por la FCP para obtener su formación como profesores) y era la FCP quien pagaba sus sueldos.

Estos profesores, además, han recibido formación adicional por parte de los voluntarios de la FCP que viajaban desde España (maestros, psicólogos, logopedas, etc.) y les enseñaban nuevas formas de trabajar.

Una vez que los niños llegan al colegio desde sus bomas (algunos recorren hasta 6 kilómetros andando) se reúnen junto a las banderas y se hace una pequeña ceremonia en la que los niños participan y se canta el himno nacional y el del colegio.

Después, cada clase va a su aula y reciben clases hasta la hora de comer.  Más tarde, los más pequeños duermen  para descansar antes de emprender la dura vuelta a casa.

Los mayores, retoman las clases y al finalizar regresan a casa, donde les esperan tareas domésticas a las niñas y ayuda con los animales a los niños.

Se construyeron:

2 aulas de infantil.
7 aulas de primaria.
1 biblioteca.
1 sala de profesores.
1 despacho para el director.
2 despachos para el director de la contraparte.
1 cocina-comedor.
Filtros potabilizadores.
Tanques de 5000l. de capacidad para recolectar agua de lluvia.
1 casa de profesores con 10 habitaciones con baño incluido.
1 bloque de 8 letrinas para los alumnos.
Zona de juegos con parque infantil.
Campo de fútbol y baloncesto.
2 casas dormitorio con capacidad para 40 estudiantes cada una.
200 acacias plantadas en todo el terreno del colegio.
Vallado de toda el área escolar.
Garita de seguridad.

Objetivos alcanzados:

Escolarización gratuita.
Alimentación y agua potable para niños de familias muy vulnerables, desde los 5 años hasta finalizar la primaria.
Atención médica, incluida vacunación de todos los estudiantes y personal.
Intervenciones quirúrgicas de estudiantes por cirujanos de renombre internacional y que les permitió poder volver a andar.
Implementación de la educación formal enfatizando el trabajo en la potenciación de habilidades individuales y sociales de los alumnos.

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El colegio fue reconocido como colegio oficial por el gobierno tanzano en el año 2018 y en 2020, en los primeros exámenes oficiales nacionales como colegio, los resultados de Eretore fueron excepcionales quedando entre los mejores tanto a nivel nacional como regional.

Confiamos en que el colegio Eretore continúe muchos años dando educación y alimento de forma gratuita a muchas generaciones de niños Masai sin recursos. Y, si en algún momento la comunidad nos necesitara de nuevo, la FCP volvería a coger las riendas para que Eretore siga siendo el colegio que entregamos en 2020, un colegio donde se ha educado en la igualdad, en el respeto y en la importancia del amor incondicional a los niños.

Becas de formación. NO al matrimonio forzoso

La mutilación femenina es una tradición muy asentada en Tanzania, donde por creencias culturales, se priva a las niñas de sus clítoris para “evitar” que puedan sentir la “tentación” de tener relaciones prematrimoniales o posteriormente fuera del matrimonio.

Esta cruel tradición que finaliza con el casamiento de las niñas, se produce a una edad muy temprana, próxima a los 10-12 años, edad a la que las niñas se ven obligadas a dejar sus colegios, para dedicarse a las labores como esposa.

Una costumbre que trunca cualquier posibilidad de educación de las niñas y poder llevar a cabo una vida con mayores oportunidades e independencia.
Ofrecer educación es fundamental para estas niñas y empezar a educar desde una edad muy temprana en la igualdad a niños y niñas y, en la medida de lo posible, a padres y madres.

Muchos padres de mentalidad más tradicional, tienen comprometidas a sus hijas desde el momento en que nacen, por lo que desde pequeñas están destinadas a conocer y realizar las tareas domésticas como el resto de las mujeres de su aldea. El hecho de que una niña acuda al colegio hace que esto se evite en la mayoría de los casos o que al menos ayude a que pueda evitarse.

Cuando finalizan la educación primaria, si no pueden costearse la enseñanza secundaria, muchas de estas niñas, al no poder pagar los estudios, los padres llevan a cabo esos matrimonios tras su circuncisión. Algunas niñas, las más valientes, huyen de casa para evitarlo, aunque son las menos ya que no tienen dónde acudir.
La ablación, a pesar de ser ilegal en Tanzania, se sigue practicando y el rito es realizado por las ancianas de la aldea con cuchillas oxidadas y/o usadas.

Con este nuevo proyecto queremos seguir protegiendo a todas estas niñas para que puedan seguir estudiando, cambiar el rumbo de su vida y tener la esperanza de una vida mejor. Es la única forma de que en un futuro puedan romper con esas arraigadas tradiciones.

Nuestro objetivo es que, con el tiempo, y mucho apoyo, podamos ofrecer nuestra ayuda a cientos de niñas, para que conozcan sus derechos, puedan empoderarse y lleguen a ser las futuras líderes de su comunidad. No es una tarea fácil ya que no cuentan con muchos apoyos dentro de su comunidad.
La educación secundaria consta de 4 años: Form 1, 2, 3 y 4. Si terminan con éxito el cuarto curso, pueden pasar a 5 y 6 y de ahí a la Universidad. Lamentablemente, por el bajo nivel de la mayoría de los centros, el fracaso escolar es muy elevado y muy pocos son los que consiguen el acceso a la Universidad.

Es muy importante que las niñas puedan acceder a centros educativos de calidad para que el fracaso escolar sea menor y logren tener una mayor posibilidad de éxito.
El coste aproximado de la ESCOLARIZACIÓN es de 1.200 €uros anuales. Esta cantidad incluye lo siguiente:
Matrícula.
Tasas escolares.
Comedor.
Internado.
Gastos médicos.
Material escolar: colchón, uniforme, libros, cuadernos, productos de higiene.
Transporte durante las vacaciones escolares, bien a sus lugares de origen o a las casas de acogida si no pueden volver a sus aldeas.
Para los casos en los que las niñas no pueden regresar a sus aldeas, como ha ocurrido durante las vacaciones del 2021, hemos alquilado una casa en la que puedan permanecer durante dichas vacaciones y estén seguras. De este modo además, aprovechamos la situación para ayudarles con la lengua inglesa, idioma en el que se enseña la secundaria y que no dominan, preparando un curso intensivo especifico para ellas.
Las niñas, en resumen, se enfrentan a:
Desigualdad de género.
Falta de educación.
Prácticas perjudiciales.
Mala salud.
Inseguridad.

Empoderamiento de la mujer masai. Construyendo nuevas vidas

Cuando el marido muere, la viuda masai pierde todas sus propiedades y queda al amparo de la caridad de sus familiares.

Desde la fundación Carpio-Pérez, no solo ayudamos a estas viudas a subsistir encontrando formas de autoabastecerse generadoras de ingresos, sino a organizarse en grupos para que juntas defiendan sus derechos y así, obtener más peso y reconocimiento social.

Trabajamos con especial atención en el desarrollo y mejora de las condiciones socioeconómicas de la mujer Masai.

La población Masai tiene un sistema tradicional de vida donde el hombre es el líder de la comunidad y de la familia y donde la mujer no tiene representación alguna a nivel social. Aún así, es la responsable del cuidado de la familia, de la construcción y mantenimiento de la casa, de recoger el agua de las charcas y la leña para cocinar y para construir las chozas tradicionales.

En el caso de la mujer viuda, al morir su marido, las posibilidades de generar ingresos para alimentar y cuidar de sus familias son prácticamente nulas y dependen casi al 100% de la caridad de vecinos o familiares.
Muchas de estas mujeres, dependiendo de la edad, pueden encontrarse viudas con una media de 7 hijos.

Debido a esta situación tan grave, hemos desarrollado un programa centrado en actividades de empleo y en la generación de ingresos y de una autonomía económica sostenible.
La confección de “joyas” realizadas con abalorios forma parte de la tradición Masai.

Tanto hombres como mujeres se adornan con anillos, pulseras, brazaletes, collares, etc. especialmente en los momentos de celebraciones de la comunidad. Por tanto las mujeres Masai conocen y trabajan a la perfección la técnica de la confección de materiales con abalorios.

Teniendo en cuenta esto, se decide utilizar estas habilidades como forma generadora de ingresos tratando de poner en marcha un pequeño negocio de venta de estas joyas artesanas que traemos a España y se venden a través de tiendas colaboradoras, mercadillos solidarios, etc.

Para una viuda, tener una cabra significa pasar de no tener nada a tener leche que consumir o vender, a tener cabritillos que en poco tiempo darán leche o que podrán vender.


Una cabra es “un sueldo para toda la vida”.

Las mujeres (algunas de avanzada edad) recorren diariamente kilómetros cargando a sus espaldas la leña que necesitan para cocinar o el agua que obtienen de charcas de la zona.

Un burro les permite cargar más agua, más leña, y liberarse del peso.

Las viudas se organizan entre ellas para decidir quién es la que más necesita el burro, que normalmente se asigna a la de mayor edad.
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