María Ángeles Carpio Pérez nació en Salamanca, una bella y tranquila ciudad donde vivió una infancia que ella misma define como “normal y feliz”. Y donde años después estudió Ciencias Empresariales con la idea de hacer realidad su sueño de trabajar en la City de Londres.

Quería triunfar en el corazón de las finanzas europeas, ganar mucho dinero, vivir vida de rica, viajar, comprar, disfrutar, encontrar la felicidad lejos de su Salamanca natal, que se le quedaba pequeña.

Lo que no sabía María, cuando logró hacer realidad ese sueño dorado, es que la felicidad no estaba incluida de serie. No era un extra que se pudiera comprar con dinero, como el equipamiento “Executive” de un coche de gama alta. De hecho, María encontró la felicidad –años después- a miles de kilómetros de distancia de la City, del dinero y de la ambición; a un mundo de distancia de su sueño dorado en el corazón financiero de Europa. La encontró en el mismísimo corazón de África, entre la miseria y la marginación, entre la gratitud y la dignidad de las viudas y los niños Masai. Y, sobre todo, la encontró en su propio corazón, siempre palpitante de generosidad y entrega a los demás. A miles de kilómetros de su hogar, pero en lo más profundo de sí misma.